“Lactancia natural”,
“alimentación al seno materno”, “darle pecho al bebé”, “darle chichi al
niño”, “amamantarlo”,
son entre otros, sinónimos para un proceso natural de
alimentación en el ser humano, quien por este medio recibe durante los
primeros cuatro meses de vida, todos los nutrientes necesarios para su buen
desarrollo, además de protegerse de las enfermedades y establecer vínculos
afectivos entre el binomio madre/hijo, en donde el bebé inicia por estos
mecanismos afectivos, la estructuración de su personalidad y sexualidad.
Como podemos ver, este proceso natural es de los pocos que nos quedan de
nuestra naturaleza primitiva, y por lo mismo, se ha visto tremendamente
influenciado por el desarrollo industrial, económico y social que dictan la
“moda” a seguir con respecto a la tradicional forma natural de alimentar a
un bebe recién nacido.
Las madres, aún siendo un
proceso natural, tienen infinidad de dudas y temores sobre las ventajas y el
como alimentar a su bebé con su leche, entre otras sobre la cantidad que
pueden producir, afortunadamente la mamá se entera inmediatamente de que la
producción de leche es suficiente, presenta congestión y a veces dolor en
sus pechos (también llamados glándulas mamarias) y no es rara la presencia
de fiebre y malestar general.

Una vez que se presentan
estos síntomas, la madre puede comprobar que está alimentando
suficientemente a su bebé si al darle como máximo 10 a 15 minutos de cada
pecho logra que el bebé descanse de 3 a 6 horas; como mínimo encontraremos
que el bebé toma tiempos menores al mencionado con un periodo igual de
descanso y en estos casos es importante que la mamá utilice un tiraleche (en
el nombre lleva la fama) para vaciar completamente sus glándulas y permitir
la adecuada producción de leche sin que sufra molestias, de no hacerlo se
congestionan (las glándulas) y se forman acumulos de leche (bolas) en sus
pechos, y por lo que me han platicado, eso duele.
Hasta aquí todo bien, y
preguntémonos, ¿qué piensa de todo esto el bebé?, para contestar tendremos
que entrar al terreno hipotético ya que nadie se acuerda de ello, de primera
mano. Podemos suponer en base a lo que nos dicen los que se supone que saben
del sentir y actuar de los bebés (léase psicólogos que mientras más viejos
más famosos; remember Freud & Jung & Piaget), el bebé sólo sabe que existe
él y los demás están para servirle, es puro Ego, le importa un sorbet
e si
los papás están cansados o si es de noche o de día, el llorará para todo con
el fin de lograr su satisfacción, por medio de comer, estar limpio, cómodo
y apapachado, lo cual viéndolo bien no es pedir mucho; en ocasiones el bebé
llora únicamente por llorar y hay que dejarlo si ya comprobamos que comió
(bien o mal) y que está confortable.
Lo máximo para el bebé es el
comer, satisface su hambre y recibe afecto al mismo tiempo, de ahí que si es
abusado (en el sentido de listo, no de que abusen de el) tratará de estar
pegado a la mamá todo el tiempo. Recordemos que los bebes están chiquitos
pero no son tontos (la gran mayoría, aunque algunos sobre la marcha se
trastocan y pueden llegar a ser funcionarios públicos) de ahí que manejen
desde el primer día a toda la familia, y sobre todo a la mamá, que es la
contraparte en esta simbiosis (donde cada uno aporta algo al otro).
El bebé tiene su carácter y
si es “buena gente” comerá lo suficiente de la mamá y seguirá un horario
cómodo para ambos, cada 3 a 6 horas. Si el bebe no es tan buena gente
manipulará a la mamá para estar comiendo y durmiendo a pausas irregulares, y
si de plano es un desalmado querrá estar todo el día comiendo y pegado a la
mamá. Lo que los bebés no saben (porque no han leído ningún texto de
pediatría, ni las mamás y familiares, es más, sospecho que algunos médicos
tampoco), es que la digestión en los bebés cuando toman leche humana (de la
mamá o nodrizas, ¿todavía habrá nodrizas?) tardará en promedio 3 horas para
su digestión, tampoco saben que los bebés requieren un lapso de 6 horas de
descanso en su alimentación, cada 24 horas, y este lapso lo pueden realizar
en la mañana tarde o noche, dependiendo del carácter y humor del bebé, quién
con una adecuada motivación (no darle de comer en la madrugada, ofrecerle
agua o te), decidirá el seguir durmiendo o levantarse (y levantar a los
demás) para tomar el agua, o dormirse de corrido en la madrugada como todos
los simples mortales.

Lo difícil de este asunto es
convencer al bebé, por que recordemos que la conducta del bebé (y de los
niños en general) depende en gran medida de la conducta de los papás (de los
adultos en general) y en este difícil arte de entenderse con un bebé sale
ganando la mayoría de las veces el bebé, por que posee un arma que ya
quisieran los ejércitos, el llanto estridente que parece que lo están
matando, y esto a las 3 de la mañana decide al mas plantado (el papá que
tiene que levantarse temprano a trabajar) a obligar a la mamá (quien ya está
convencida de no darle de comer en la madrugada y ha lidiado varios días y
todo el día con el bebé) a darle leche y mandar al demonio al pediatra y sus
indicaciones.
Los primeros días, en
promedio los primeros 15 días, se darán fenómenos de adaptación entre la
mamá y el bebé para conjugar ambas personalidades; si la mamá es aprehensiva
y el bebé un desalmado la cosa se pondrá que arde, si la mamá es autoritaria
y el bebé también, se desatará una lucha por el poder y a ver quien manda, y
así podría poner infinidad de ejemplos de acuerdo a las personalidades de
cada uno (cualquier semejanza con el matrimonio es pura coincidencia). Lo
cierto es que el bebé se adaptará según las respuestas que obtenga de la
mamá y de la familia, su gran ventaja es que como está chiquito y se ve muy
frágil todo mundo trata de complacerlo, y por eso la madre sufre, y con
razón.
Durante esta fase de
adaptación habitualmente, y sobre todo en nuestras familias mexicanas, la
madre está rodeada de couches (entrenadoras, pues) y sobre todo por la mamá
de la mamá o del papá (léase abuela o suegra) que decide pasarse a vivir
esos primeros días con la hija/nuera y el nieto, o peor aún llevarlos a su
casa, para cuidar a ambos y enseñarle de pasada a la hija/nuera como tratar
al bebé. Esto si bien es de gran ayuda para la mamá, crea un ambiente
artificial para la adaptación del bebé, donde siempre estará atendido por
algún voluntario para cargarlo y que no llore, cuando lo único que saben
hacer bien los bebés es llorar, es su única forma de comunicación con los
demás, por lo tanto, al quedarse sola, la mamá tiene que enfrentar a un
bebé mal acostumbrado que exigirá lo traten a cuerpo de rey de tiempo
completo, y por todo ello la mamá sufre nuevamente al tener que reeducarlo.
Lo sano es ayudar a la mamá
con los quehaceres de la casa y familia para quitarle carga de trabajo,
dejándole tiempo para atender (ella) a su bebé e identificarse ambos,
estableciendo una adecuada relación e interacción madre/hijo, en forma
natural, con sus obvios beneficios.
Dr.
Alberto Medina Chanona
Pediatría
Integral